Si a principios de los setenta Papanek sostenía que el diseño era una profesión peligrosa que creaba nuevas e indestructibles formas de basura, a fines de los noventa Margolin exhortaba a los diseñadores a reinventar la cultura del diseño, dar a conocer la poderosa contribución que el diseño podía hacer en la creación de un mundo sostenible y trabajar de forma interdisciplinaria con biólogos, agrónomos, expertos forestales, urbanistas, ingenieros en gestión de residuos, entre muchos otros. Justamente, el número 6 de Revista Base busca avanzar en esta línea y promover conversaciones que visibilicen el rol del diseño en el abordaje de los desafíos globales.